Panteón de Agripa

Interior del Panteón de Agripa

Esta maravilla arquitectónica es uno de los edificios de la Antigua Roma mejor preservados gracias a que fue donado al Papa Bonifacio IV, quién lo convirtió en iglesia cristiana, garantizando así su protección y conservación en el año 608 d. C.
A partir de ese momento pasó a llamarse “Santa Maria ad Martyres” (por los huesos de los mártires cristianos que se llevaron desde las catacumbas).

El edificio que hoy podemos visitar se construyó entre los años 123 y 125 d. C. y fue inaugurado por el emperador Adriano, pero realmente en dicho espacio Marco Vipsanio Agripa había construido un templo en el año 27 a. C., consagrado a las siete divinidades celestes de la mitología romana (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), que fue destruido por un incendio en el año 80 d. C.
Adriano quiso conservar la inscripción que atribuía la construcción del templo a Agripa, y que permanece hoy visible en el friso de la entrada, dando lugar a que todos hoy conozcamos el edificio como Panteón de Agripa, aunque en la ciudad de Roma se conoce popularmente como “La Rotonda”, de ahí el nombre de la plaza en la que se encuentra situado: “Piazza della Rotonda”.

El Panteón impresiona no sólo por su exterior sino también por su interior, la sensación de verse dentro de sus increíbles proporciones, con un diámetro de 43,3 metros, que es exactamente igual a su altura desde el suelo, no te dejará indiferente.

A partir del siglo XV el Panteón se embelleció con frescos y durante el Renacimiento comenzó a utilizarse como sepulcro de grandes artistas italianos como Rafael o Vignola, y aún hoy funciona como altar que honra a los dos primeros reyes italianos Víctor Manuel II y Umberto I.

En la actualidad sigue manteniendo su función de iglesia, y es posible que vuestra imprescindible visita al lugar, coincida con la celebración de alguna boda cristiana.

 

 

Panteon de Agripa


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